Profunda, brutal e imponente película de Bruno Dumont, que propone un retrato del amor, la locura y la guerra. Flandres es una región del norte de Francia, una de las más pobres, poblada por campesinos de pocas palabras. El filme es igualmente crudo, sobrio, ascético; sus personajes hablan lo estrictamente necesario. Sin embargo, la contundencia de los silencios y la elocuencia de las imágenes señalan una realidad aplastante.La aproximación de Dumont al horror de la guerra, a las relaciones sentimentales/sexuales y a la insania mental prescinde de grandes gestos y de grandes palabras. Probablemente por eso, la conmoción que sufrimos los espectadores nos llega de una manera tan directa y profunda.
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