jueves, 24 de septiembre de 2009

IAN MCKELLEN PREMIO DONOSTIA Y CRÓNICAS DÍAS 21(2) Y 22.



Continuamos con la crónica del pasado día 20 para comentaros unas cuantas pelis que se nos han quedado en el tintero. De momento, a falta de dos días para posibles sorpresas, sigo con mis favoritas “Yuki & Nina” y “The White Ribbon”. Retomaremos si os parece donde lo dejamos, el mediodía del lunes 21 con el video sobre “City of life and Death” y “Mother” que ya publicamos.
De ese mismo día nos restan dos films: “Get Low” del estadounidense Aaron Schneider y “No one knows about persian cats” del iraní Bahman Ghobadi.
Get Low” nos habla de la leyenda de Felix Bush, mítico personaje de la cultura norteamericana, cuya vida y muerte se nos muestran siguiendo la narrativa cinematográfica más tradicional y consiguiendo así, un pequeño y entretenido “cuento” que se deja ver con facilidad. Buena factura y un estupendo protagonista interpretado por Robert Duvall.
No one knows about persian cats”, en las antípodas tanto geográfica como cinematográficamente de la anterior, nos invita a recorrer con un estilo cuasi-documental, el Teherán contemporáneo de la mano de diferentes grupos de jóvenes músicos, cuyas melodías, acompañan las imágenes de la ciudad que se nos muestra. Con ellos compartimos no solo inquietudes y tragedias, si no la situación real de una comunidad tan desconocida. Film interesante sobre todo por los contrastes. A modo de ejemplo la protagonista; una joven vocalista de rock-indie con “gafapasta” y un permanente pañuelo cubriéndole el cabello.
El martes día 22 fue un día que esperábamos todos, no solo por lo das dos ruedas de prensa que ya habréis podido ver sino, y sobre todo, por las pelis que las precedían. Principalmente “The limits of control” de Jarmusch y el documental de Winterbotton “The Shock Doctrine”. Ambas, propuestas muy diferentes e inscritas además, en ámbitos muy distintos de la realidad.
El de Jarmusch es un trabajo muy personal, como todos los suyos, (en el Cineclub es ya un habitual) en el que apuesta por la extremada simplicidad y depuración de estilo y que constituye, en sus propias palabras: “ un invitación a la imaginación y a la conciencia”. De esta forma, tras la apariencia de un thriller convencional se esconde toda un reflexión intelectual y metafísica.
Winterbottom por el contrario, en un ejercicio retrospectivo y sistemático complicado, (sobre todo por la capacidad sintética que supone), nos ofrece las claves y antecedentes más relevantes de nuestra situación económica actual. Todo un canto a la importancia de la historia como mecanismo liberador del estado de shock, responsable de la manipulación de nuestras conciencias y de nuestros comportamientos. La ovación en la sala, en la que él mismo se encontraba, fue memorable. Y yo creo que no era exagerada.
Para terminar, ese mismo día se coló en nuestra programación “Hadewijch” del francés Bruno Dumont y el choque fue considerable. Me resultaría muy difícil recomendar esta película, y no porque no resulte de una potencia visual y emocional importante, ni porque no considere el ejercicio actoral complejo, a tenor del texto y la temática, sino porque el argumento de esta propuesta no resulta demasiado popular (unos cuantos abandonaron la sala tras la primera media hora). Y es que Hadewijch nos habla de los estrechos límites entre el amor a Dios y el fanatismo terrorista, destilando por cada fotograma y encuadre, un misticismo y un fervor poco habitual en nuestro cine. Esta historia de una novicia que sale al encuentro del mundo y descubre su razón de ser no deja indiferente. Hace falta una buena dosis de talento para mantenernos pegado al asiento y al mismo tiempo, tan lejos de allí. O eso es lo que a mí me provocó al menos.
Lo dejaremos aquí por el momento. Seguimos con más pelis en los próximos días.

Beatriz Álvarez.

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